TODO se lo DEBO a ÉL

TODO SE LO DEBO a ÉL.

¿Qué tan a menudo MEDITAN en TODO lo que RECIBEN de parte de DIOS? Hay cosas que las vemos tan corrientes o normales como respirar, ver, hablar, oír, caminar, sentir y otras más, y pocas veces las agradecemos porque no reconocemos que TODO ESTO SE LO DEBEMOS A DIOS. 

Pero ¿saben en QUÉ MOMENTO VEMOS QUE TODO esto es un REGALO MARAVILLOSO del SEÑOR? El día en que llega alguna circunstancia que lo cambia todo. Yo valoré la salud de mis huesos el día que una bacteria atrofió la cabeza de mi fémur y quedé discapacitada. Valoré mi sistema reproductor cuando lo perdí por un cáncer y me dijeron que había quedado estéril. Valoré más mi familia en el momento que me tuve que distanciar de ella para emigrar a otra nación. 

Y no valoraba nada porque quería atribuirle a otras cosas el control que solo tenía Dios. La IGNORANCIA PUEDE LLEVAR a ALGUIEN a ATRIBUIRLE a ALGO o ALGUIEN LO QUE ÚNICAMENTE PROVIENE de DIOS. 

En la biblia vemos muchos ejemplos de hombres que le atribuían sucesos a sus dioses paganos, y todos ellos fueron confrontados por el Señor, un caso está en el libro del Profeta Isaías:

Isaías 46:3‭-‬4 PDT «Escúchame, familia de Jacob, todos los sobrevivientes de la familia de Israel. YO LOS HE CARGADO a ustedes desde que nacieron, LOS HE LLEVADO desde que estaban en el vientre. LOS SEGUIRÉ CARGANDO cuando envejezcan y les salgan canas. YO LOS HICE y cuidaré de ustedes; YO LOS CARGARÉ y los salvaré>>.

Desde el mismo instante de nuestra CONCEPCIÓN hasta el ÚLTIMO SUSPIRO de nuestra existencia Dios NOS HA CUIDADO y Protegido y se COMPROMETIÓ a hacerlo. Así que nuestra seguridad o felicidad solamente provienen de Dios. Hay una promesa de cuidado, donde afirma que así como fuimos creados por Él, de la misma manera se ha encargado y se encargará de nuestro cuidado hasta el final de nuestros días. 

Este versículo no solo nos habla de una protección y una provisión, SINO QUE NOS HABLA de un PROPÓSITO. Y ese PLAN por el cual fuimos creados tarde o temprano se cumplirá. 

Posteriormente Dios le continúa diciendo a Isaías: 

<<Solo yo puedo predecir el futuro antes que suceda. TODOS MIS PLANES se CUMPLIRÁN PORQUE YO HAGO TODO LO QUE DESEO>>. Isaías 46:10 NTV

La pregunta es, ¿Si Dios HACE y HARÁ TODO LO QUE DESEA, por qué no nos evitamos malos momentos y buscamos más su dirección en todo?  

Dios afirmó: TODOS MIS PLANES se CUMPLIRÁN PORQUE YO HAGO TODO LO QUE DESEO. Esto nos impulsa a soltar nuestros planes y tomar los de ÉL, porque al final será el único plan que se concretará. 

Hay un Salmo del cual no se conoce su compositor, cuyo tema es hablar de la AYUDA de DIOS DESDE la NIÑEZ HASTA la VEJEZ, y enseña como nuestra propia existencia es la manifestación más poderosa o el testimonio más grande que tenemos de Dios. 

Es el Salmo 71, en el cual dice: <<Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, HASTA QUE ANUNCIE tu PODER a la GENERACIÓN VENIDERA, y DÉ A CONOCER TUS PROEZAS a los que AÚN NO HAN NACIDO>>. Salmo 71:18 NVI

Es nuestro deber como cristianos transmitirles a las generaciones venideras sobre las proezas de nuestro Dios. ¿Y qué les DEBEMOS TRANSMITIR? Debemos mostrarles como nuestra existencia y la suma de cada uno de los detalles de esta, desde nuestro nacimiento hasta la vejez, obedecen a un acompañamiento de Dios en cada etapa de la vida, en cada proceso vivido. 

No podemos empequeñecerles nada, porque no estaríamos en donde estamos ahora, no tendrías una descendencia a quien contarle las proezas de Dios, si el Señor no nos  hubiese dado el privilegio de llegar hasta donde estamos. 

Debemos comprender:

1_ La EDAD no es una LIMITANTE para DAR a CONOCER a Dios. Jamás se es demasiado joven o demasiado viejo para hablar del Señor. 

2_ HABLAR de las PROEZAS de DIOS a otros tiene que ver con el SERVICIO. Que mejor manera de servir a Dios y servir a otros que pregonando sus maravillas a cada generación que se levanta. 

3_ OREMOS para DESARROLLAR CONFIANZA en DIOS, y para que tengamos la SEGURIDAD de su CUIDADO, PROTECCIÓN y PROVISIÓN hasta el final de nuestros días. 

Ximena de Camacaro