La BENDICIÓN tiene IDA y VUELTA
La BENDICIÓN TIENE IDA y VUELTA. Hay gente que dice, ¡yo con los cristianos no quiero nada! Yo lo dije muchas veces. Me molestaba todo lo que tuviera que ver con un creyente, su forma de hablar lo hacía parecer más correcto que todos, con su actitud de piedad los veía como los santurrones o mojigatos, jamás pensé que los cristianos fueran portadores de una gracia especial dada por Dios y lo que implicaba estar bajo esa cobertura del Señor. Fue hasta leer en la Biblia la historia de un joven llamado José, cuando los ojos de mi entendimiento fueron iluminados y él Señor me permitió ver, como la bendición de un hijo de Dios puede extenderse hasta donde Dios lo permita. José era hijo de un hombre llamado Jacob, pero también era nieto de Abraham (el padre de la fe), y esa genealogía no era cualquier cosa, era el heredero de una promesa, de un pacto que Dios hizo con su abuelo Abraham. José fue vendido como esclavo y fue a servir a un hombre llamado Potifar quien era un guerrero y el jefe