IMPRESCINDIBLE
IMPRESCINDIBLE.
En ocasiones hemos sentido que no podemos seguir adelante sin determinada persona, o que somos indispensables en la vida de otros, pero no es así. Podemos llegar a desempeñar un papel importante para alguien, más debemos cuidarnos de sentir o pensar que somos imprescindibles en esta tierra.
La palabra imprescindible significa: "Que es o se CONSIDERA TAN NECESARIO QUE NO SE PUEDE PRESCINDIR DE ÉL o no se puede dejar de tener en consideración".
¿Piensas que hay ALGUIEN QUE DEBE SER IMPRESCINDIBLE para ti?
David, a pesar de su POSICIÓN COMO REY de ISRAEL, estaba tan claro en su apreciación de sí mismo ante los demás y sobre todo ante Dios, que dijo estas palabras: 2 Samuel 7:22 NTV » ¡QUÉ GRANDE ERES, OH SEÑOR SOBERANO! NO HAY NADIE COMO Tú. ¡Nunca hemos oído de otro Dios como tú!
Pienso que la única manera de reconocer que NO HAY NADIE CÓMO DIOS, es cuando logramos tener un concepto equilibrado de nosotros mismos, por eso el Apóstol Pablo nos enseñó lo siguiente:
Romanos 12:3 NVI <<"Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: NADIE TENGA UN CONCEPTO DE SÍ MÁS ALTO que el que debe TENER, sino más bien PIENSE de SÍ MISMO con MODERACIÓN, según la medida de fe que Dios le haya dado>>.
¿PENSAMOS de nosotros con CORDURA o MODERACIÓN?
Algo que no nos ha permitido ver a Dios como el imprescindible, es esa ALTA VALORACIÓN que HACEMOS de nuestros MÉRITOS, y esto es tan contradictorio porque es gracias al DIOS IMPRESCINDIBLE que hemos podido alcanzar dichos méritos.
Comprendo que hay veces que nos apasionamos tanto con algunas cosas, y esto es bueno y necesario, pero ojo, porque hay una línea muy estrecha entre RECONOCER la GLORIA de DIOS, y nuestra VANAGLORIA. El día que creamos que somos indispensable en algo, de inmediato debemos hacer un alto en el camino y ubicar todo en su lugar. Decir cómo lo hizo David, *NO HAY NADIE COMO TÚ*.
En algún momento, por tener un concepto de nosotros poco moderado, hemos sacrificado familias y otras cosas valiosas, porque nos preocupa mucho descuidar algo en lo que nos hemos invertido por largo tiempo, pero saben una cosa, en cualquier proyecto se puede prescindir de nosotros, pero el imprescindible si no puede faltar. Por eso es tan importante cerciorarnos de que en ningún lugar, ante ninguna persona, se trate de elevarnos a posiciones o títulos que no nos corresponde.
Es necesario que sepamos que tenemos un DIOS CELOSO, que NO COMPARTE su GLORIA con nadie.
La realidad es que NADIE es INDISPENSABLE en esta tierra. Podemos ser importantes en la vida de alguien, pero el único insustituible, irremplazable o Vital en todo es nuestro Señor.
Creemos que solo aquellos que no tienen una comprensión clara de quién Dios, pueden llegar a sobre valorar sus posiciones o títulos, pero los creyentes en Cristo, independientemente de considerarse sus seguidores, también pueden valorar de más su trabajo en el Señor, y máxime, cuando Dios les permite tener algunos alcances que otros no han logrado. Pero cuando estamos claros que *DIOS es IMPRESCINDIBLE*, que por mucho que hágamos jamás lograremos calzar sus sandalias, que por más méritos que alcancemos estos no son nada, si el fin es nuestra Vanagloria.
El profeta Juan el Bautista, estaba tan claro que aunque su ministerio había sido la antesala del ministerio de Cristo, esto fue lo que dijo: <<Aunque SU SERVICIO VIENE DESPUÉS del MÍO, YO NI SIQUIERA SOY DIGNO DE SER SU ESCLAVO, NI DE DESATAR las CORREAS de SUS SANDALIAS>> Juan 1:27 NTV
Jamás entraremos en los zapatos de nuestro Señor Jesucristo, por más que hagamos buenas obras, que nos invirtamos en nuestros ministerios, que vivamos una vida de piedad, que seamos usados grandemente por ÉL. Su calzado jamás nos quedará, es más, con todos los méritos que logremos aún sean en su nombre, podemos decir como el Profeta Juan el Bautista, YO NI SIQUIERA SOY DIGNO DE SER SU ESCLAVO, NI DE DESATAR las CORREAS de SUS SANDALIAS.
No sé qué tanto estamos invirtiéndonos en Cristo, podemos llegar a ser reyes como David, podemos convertirnos en un gran profeta como Juan el Bautista, pero oremos para que la Vanagloria sea desechada de nuestras vidas y podamos clamar diciendo: »¡Qué grande eres, oh Señor Soberano! NO HAY NADIE COMO TÚ.
Recuerda, "TODA GLORIA que no es GLORIA a DIOS es VANAGLORIA".
Ximena de Camacaro
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