DEPENDENCIA
DEPENDENCIA
Una lección de vida que debemos aprender todos y que nos cuesta es: DEPENDER MÁS de DIOS y MENOS de NOSOTROS. Y esto NO IMPLICA DEJAR de HACER lo que está dentro de nuestras posibilidades, porque sería negligencia, significa, que vamos a ACCIONAR, pero DESCANSANDO que el RESULTADO FINAL de nuestros esfuerzos, dedicación, compromiso, responsabilidades, DEPENDERÁ de DIOS y NO de nosotros.
Salmos 16:8 PDT << SIEMPRE TOMO en CUENTA PRIMERO al SEÑOR; nada me hará tambalear, pues él está a mi lado>>.
¿Qué POSICIÓN OCUPA DIOS en nuestras vidas? ¿Lo TOMAMOS en CUENTA para TODO?
Nuestra tendencia es a planificar y luego pedirle a Dios que bendiga nuestros planes, pero lo correcto es buscar cuál es su voluntad en cada uno de nuestros planes.
Cuando INVOLUCRAMOS a Dios en TODOS nuestros ASUNTOS (sin hacer ninguna excepción), tenemos la CONFIANZA o SEGURIDAD que nada nos hará TAMBALEAR. No estoy diciendo que no seremos sacudidos por los problemas, claro que seremos afectados ante las crisis que enfrentemos, pero si veremos una diferencia y es que, al depender de Dios, estaremos seguros de que ÉL está al control de todo.
No tenemos por qué esperar que lleguen los problemas para acudir a Dios en busca de auxilio, o esperar que nos enfrentemos a un sufrimiento para depender del Señor; he comprobado que lo más maravilloso es hacer de la dependencia a Dios un estilo de vida, que en nuestras oraciones diarias podamos poner en sus manos cualquier situación y confiemos que nos dará la dirección de lo que debemos hacer al respecto.
El *ORAR CONTINUAMENTE* por nuestros asuntos, y *MEDITAR lo que la ESCRITURA ENSEÑA* en cada caso, no sólo desarrolla dependencia absoluta a Dios, sino que nos ayuda a adquirir sabiduría para futuras decisiones.
El día que comprendamos que SEPARADOS de DIOS NADA PODEMOS HACER, ese día, le entregaremos el timón de nuestro barco y remaremos en la dirección que ÉL nos indique.
Pero esta dependencia necesita también de nuestra intervención. El Señor le dijo estas palabras a Josué:
Josué 1:9 NTV <<Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».
Entonces, aunque Dios estará con nosotros dondequiera que estemos, nos manda a sacar la fortaleza que necesitamos en medio de los problemas, a ser valientes y vencer los temores que nos embargan, a no permitir que las circunstancias nos controlen y nos lleven al desánimo.
En otras palabras, es necesario aprender DEPENDENCIA ABSOLUTA de DIOS, pero siendo DILIGENTE en lo que nos CORRESPONDE a nosotros HACER.
Ximena de Camacaro
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