Calmando las TORMENTAS

Calmando las tormentas.

¿Has pasado por alguna situación difícil en tu vida que la hayas catalogado como una tormenta? 

¿Alguna vez has creído que Dios ha sido indiferente a tus problemas? 

En la vida pudiéramos decir que pasamos más tiempos de tormentas que en suaves vientos. Nos enfrentamos a enfermedades, crisis económicas, divorcios, problemas de adicciones con algún miembro de la familia, pérdidas de seres queridos y muchas veces no sabemos cómo manejar estas situaciones. 

 Marcos 4:37-41 dice: “Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse. Jesús, mientras tanto estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron. - ¡Maestro! -gritaron-, ¿NO TE IMPORTA QUE NOS AHOGUEMOS? Él se LEVANTÓ, REPRENDIÓ al viento y ORDENÓ al mar: - ¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo. - ¿POR QUÉ TIENEN TANTO MIEDO? - dijo a sus discípulos-. ¿TODAVÍA NO TIENEN FE? Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: - ¿QUIÉN ES ESTE, QUE HASTA EL VIENTO Y EL MAR LE OBEDECEN? 

Los discípulos eran hombres experimentados en los asuntos de la pesca y aun así la tormenta los llenó de pánico. Porque la experiencia que podamos tener en algún campo, no nos exonera de sentirnos indefensos o inexpertos en algunos momentos. Cada situación que pasamos es diferente al igual que nuestras reacciones, es por eso, que siempre sentiremos que no estamos preparados para asumir las tormentas de la vida. Lo cierto es que no podemos darnos por vencidos ante aquellas situaciones que se salen de nuestro control. Debemos aprender a estar firmes y hacerles frente.

Sus discípulos lo cuestionaron: ¿NO TE IMPORTA QUE NOS AHOGUEMOS? Y me pregunto, ¿Cuántas veces hemos cuestionado los SILENCIOS de Dios o sus DECISIONES? Quizás hasta hemos pensado Dios no está interesado en nuestros asuntos.   

Vemos como Jesús se LEVANTÓ, REPRENDIÓ al viento y ORDENÓ al mar que se sujetaran a su autoridad, porque La FE IMPLICA TOMAR ACCIONES. Mostramos el poder de la fe en el lenguaje que usamos. Las palabras tienen un poder para derribar o construir, para animar o desanimar. Así que en medio de las tormentas tenemos que aprender a hacer un uso correcto de nuestras palabras, y saber que nuestro lenguaje determinará no solo nuestros estados de ánimo sino también nuestro bienestar espiritual.

Pero Jesús también exhortó a sus discípulos preguntándoles: ¿Por qué tienen TANTO MIEDO? El TEMOR es uno de los INDICADORES más FUERTES de que tenemos un PROBLEMA con la FE. Necesitamos deslastrarnos de tantos temores e inseguridades y estar claros de en quién hemos confiado. Tengamos presente que el temor nos paraliza a actuar, de hecho, ellos no supusieron qué hacer ante la tormenta cuando eran especialista en ellas. Muchas veces nos pasa igual, por mucho conocimiento que tengamos de algo, a veces no sabemos cómo usarlo. Pero cuando activamos la fe y la acompañamos con acciones, podremos hacerle frente a cualquier tormenta que se nos presente. 

 La siguiente pregunta que les hizo fue: ¿TODAVÍA NO TIENEN FE? Jesús cuestionó su fe. LAS TORMENTAS SE VENCEN A TRAVÉS DE LA FE. Siempre enseñamos que las victorias las ganamos primeramente en oración. Las tormentas son un mal necesario en la vida de los creyentes, porque ellas nos reubican una y otra vez en el terreno de la fe. 

Ellos estaban tan asustados y se decían unos a otros: ¿QUIÉN ES ESTE HOMBRE QUE HASTA EL VIENTO Y LAS OLAS OBEDECEN SUS ÓRDENES? ¿Qué clase de pregunta es esta? Podemos caminar con Dios y hacernos preguntas de quien es él, pero jamás subestimar su poder. Lo discípulos caminan con Jesús, pero subestimaron su poder para resolver una situación como esa tormenta. ¿Hemos SUBESTIMADO el PODER de DIOS para resolver nuestros problemas?

Hoy les invito a seguir caminando con Dios, pero oremos para que podamos crecer en la fe, en una fe capaz de invocarlo en oración, pero sin cuestionarlo por lo que hace. 

  Oremos para ser libres de tantos temores que no nos dejan avanzar y enfrentar las tormentas de la vida con la actitud correcta.

Oremos para que podamos crecer en un respeto hacia Dios, y que tengamos un temor reverencial por ÉL, lo cual nos ayudará a no cuestionarlo por nada. 

Y si estamos atravesando alguna tormenta, en lugar de pelear con ÉL, como lo hicieron sus discípulos, VENGAMOS CON HUMILDAD A ESE TRONO DE GRACIA A BUSCAR LA SOLUCIÓN A NUESTROS PROBLEMAS. 

JAMÁS SUBESTIMEMOS EL PODER QUE TIENE DIOS PARA CALMAR LAS TORMENTAS DE LA VIDA. Tengamos la convicción de ahora en delante de que Él tiene el control de los vientos y tempestades que nos acechan, y de todas las situaciones por las que ahora estamos atravesando.

Ximena de Camacaro.

 

 

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