Una SENTENCIA JUSTA

Una SENTENCIA JUSTA

El profeta David, es conocido como un hombre CONFORME al CORAZÓN de Dios. Cuando es elegido para ser coronado como rey, Samuel miró su apariencia y no lo consideró el indicado para ser rey, más Dios miró el corazón de David y esto fue lo que dijo: 1 Samuel 16:7 NVI <<Pero el Señor le dijo a Samuel: —*NO TE DEJES IMPRESIONAR por su APARIENCIA* ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. *La GENTE se FIJA en las APARIENCIAS, PERO YO ME FIJO en el CORAZÓN*>>.

Y ¿cómo es QUE UN HOMBRE que FUE CONFORME al CORAZÓN de DIOS, CAYÓ en una SERIE de Pecados como el adulterio, la mentira, el homicidio? ¿Estos pecados cambiaron en algo el concepto que Dios tenía de él? 

El Salmo 51 fue escrito por David, cuándo fue confrontado por el profeta Natán por haber caído en adulterio con Betsabé. Él no se excusó en sus faltas, sino que reconoció lo débil que había sido. Él no le echó tierra a su pecado, sino que dijo: *SIEMPRE TENGO PRESENTE MI PECADO*, mostrando su dolor ante el pecado y que su mente no estaba cauterizada. Salmo 51:3 NVI <<YO RECONOZCO mis TRANSGRESIONES; siempre tengo presente mi pecado>>.

Esta clase de valentía nos falta a muchos de nosotros, *RECONOCER que las DISCIPLINAS de DIOS OBEDECEN a nuestra DESOBEDIENCIA*. Cuántas veces le hemos dicho a Dios: ¡YO RECONOZCO MIS TRANSGRESIONES! Si más bien lo que hacemos es justificar nuestra naturaleza débil porque él nos tiene que entender. 

David estaba claro que el PECADO HABÍA FRACTURADO su RELACIÓN con DIOS, por lo tanto, cualquier sentencia o juicio del Señor eran justos y no podía reprocharle nada. Salmo 51:4 NVI <<Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu SENTENCIA ES JUSTA, y tu JUICIO, IRREPROCHABLE>>.

Natán le anunció la sentencia y juicio de Dios (pueden leer 2 Samuel 12): 2 Samuel 12:11‭-‬12 NVI »Pues bien, ASÍ DICE el SEÑOR: “Yo haré que el desastre que mereces surja de tu propia familia, y ante tus propios ojos tomaré a tus mujeres y se las daré a otro, el cual se acostará con ellas en pleno día. LO QUE TÚ HICISTE a ESCONDIDAS, YO LO HARÉ a PLENA LUZ, a la vista de todo Israel”».

Creo que esto fue lo más fuerte de su sentencia: *LO QUE TÚ HICISTE a ESCONDIDAS, YO LO HARÉ a PLENA LUZ*, porque ninguno de nosotros espera ser expuesto por Dios en público, esperamos que ÉL maneje sus juicios en secreto, sin que nadie sepa que pecamos y de hecho la mayoría de veces es así, pero hay momentos donde por nuestro propio beneficio es necesario que el pecado salga a la luz, porque cuando una SITUACIÓN se EXPONE a la LUZ, las TINIEBLAS PIERDEN FUERZA sobre nosotros.

Y en ese Salmo 51 (un Salmo donde se ve claro el arrepentimiento de David), he hizo varios RECONOCIMIENTOS:

_RECONOCIÓ que tenía una naturaleza pecadora ante la cual debía estar alerta: ¡Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre!

_ RECONOCIÓ que la naturaleza de Dios está basada en la verdad: ¡Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo! 

_ RECONOCIÓ que había sido INSTRUIDO en la sabiduría de Dios y a pesar de todo actuó como un necio: ¡en lo secreto me has enseñado sabiduría! 

Pero, además oró por lo que él sabía, que lo había llevado a caer en pecado:

_ ORÓ por una Limpieza TOTAL: ¡Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve! Hay factores que nos pueden inducir a pecar y deben ser puestos en las manos de Dios para que los limpie con lejía. 

_ ORÓ por una LIMPIEZA INTERNA, pidiendo un CORAZÓN LIMPIO y un espíritu RENOVADO: ¡Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu!
Hay factores internos que nos inducen a pecar y  necesitan ser procesados por Dios. 

¿Cuáles son nuestras REACCIONES ante las SENTENCIAS de DIOS por nuestro pecado?

¿RECONOCEMOS qué fallamos o NOS EXCUSAMOS?

¿AFRONTAMOS las consecuencias de nuestras decisiones o NOS ENOJAMOS?

Crees tener la CAPACIDAD de DECIRLE hoy a DIOS:  ¡tu SENTENCIA ES JUSTA, y tu JUICIO, IRREPROCHABLE!

Hoy después de reflexionar una vez más en las disciplinas de Dios, preguntémonos: ¿Qué PASOS VAMOS A DAR para RESTAURAR nuestra RELACIÓN con DIOS? 

Ximena de Camacaro 



 

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