La INGRATITUD

La INGRATITUD

Hoy comienzo un ciclo de reflexiones de una frase que leí de Martín Lutero, que dice: "Tengo tres perros peligrosos: la INGRATITUD, la SOBERBIA y la ENVIDIA. Cuando muerden dejan una herida profunda". 

El primero de estos perros es "la INGRATITUD". ¿Por qué se habla de un perro que muerde y deja una herida? porque la primera persona que se autodestruye o se hiere  con ese sentimiento es quien la experimenta. Pero también es una muestra hacia los demás de esa parte salvaje o agresiva que puede llegar a destruir relaciones. 

Pienso que la raíz principal de la ingratitud es el EXCESIVO AMOR por UNO MISMO, que nos lleva a creer que podremos solos con todo. Cuando el EGO se ELEVA, la GRATITUD se DESVANECE. Pero también tiene otros orígenes como son el RESENTIMIENTO, la FALTA de RECONOCIMIENTO del ESFUERZO de otros, la DESLEALTAD, el EGOÍSMO*. 

La ingratitud se puede dar en dos (2) sentidos, hacía los demás y hacía Dios. 

Me referiré primero a *la ingratitud FRENTE a los DEMÁS*, surge cuando en un momento una persona que puede ser tu mejor amigo o alguien que te ha apoyado incondicionalmente falla, entonces se reacciona de forma tan irracional que se puede llegar a destruir a alguien. Así es la gente ingrata, ellos pueden ser colmados de muchos favores, pero el día en que el mundo dejó de girar a su favor se vuelven agresivos. 

Es cierto que cuando ayudamos a alguien no lo hacemos esperando una retribución a cambio, pero tampoco esperamos que las personas sean desagradecidas. *No está bien morder la mano de aquel que te da de comer*

Pero la ingratitud va más allá de ser un "perro que te muerde y te hiere", te ubica en terreno de la impiedad. Es uno de los rasgos más sobresalientes de las personas que viven una vida de apariencia de piedad. El apóstol Pablo advirtió lo siguiente: 

 2 Timoteo 3:1‭-‬4 NVI dice: <<Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, *INGRATOS*, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios>>.

Y nos preguntamos, ¿porque alguien PUEDE DAR un CAMBIO TAN BRUSCO y VOLVERSE INGRATO? porque dentro de él, vive otro perro más feroz como es "la SOBERBIA" de la cual estaré hablando mañana. 

Más la ingratitud no es algo que opere solamente frente a las personas, lo más triste es que *MUCHOS son INGRATOS con DIOS *

El profeta David, nos enseña que caemos en ingratitud hacia Dios, cuando NOS OLVIDAMOS de los BENEFICIOS que recibimos de Él. Salmo 103:2 <<Alaba, alma mía, al Señor, *y NO OLVIDES NINGUNO de SUS BENEFICIOS*>>. 

Por eso, David le hablaba a su alma, y le dio una orden de alabar a Dios, y la forma de hacerlo era trayendo a la memoria una y otra vez todas las bondades que recibimos a diario de Dios, desde el mismo momento de nuestra concepción hasta el día que estemos en su presencia. Todos los días recibimos un caudal de bendiciones, de favores inmerecidos, pero el velo de la ingratitud no nos permite apreciarlos. 

Así que no podemos permitir que los momentos difíciles que estemos pasando o que hayamos pasados, nos hagan olvidar las misericordias recibidas a diario de parte del Señor. Un corazón agradecido es un receptáculo para recibir más de Dios, pero el ser desagradecidos nos aleja de las bondades del Señor. 

Ahora ¿qué podemos hacer para vencer la ingratitud? 

    1.*DESPOJATE de la AUTOSUFICIENCIA*. Mientras tengamos un concepto más  elevado de nosotros al que debamos tener, esto impedirá que haya gratitud en nuestros corazones.
    2. *DANDO GRACIAS a Dios EN TODO* (incluyendo lo bueno y lo difícil). Efesios 5:20 <<Y den gracias en todo a Dios el Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo>>.
    3.*VALORA las ACCIONES de otros*. Todos queremos ser valorados y reconocidos por lo que hacemos, pero cuando se trata de las acciones de otros nos olvidamos de eso. 
    4.*NO MIRES la HUMILDAD como signo de DEBILIDAD*. Es la virtud que nos asemeja más a Cristo. Un corazón arrogante o altivo, jamás podrá reconocer las bondades de los demás. 

La HUMILDAD es el antídoto perfecto contra la ingratitud. 

Ximena de Camacaro 


 

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