Una PIEDRA en el CAMINO

*Una PIEDRA en el CAMINO*. 


Este no es el inicio de una canción mexicana, sino una reflexión a un tema que Jesús enseñó. 

_ ¿Cuántas veces has tropezado en el camino con una piedra u otro objeto? ¿Qué sensación te produjo? En mi caso, tropezar era algo terrible, me producía una molestia duradera que manifestaba con mi lenguaje y acciones. Como no tenía como desahogarme lo hacía contra el objeto con que tropezaba. 

Pero, ¿qué sucedía cuando una persona era el objeto de mi tropiezo? Bueno, no les puedo mentir, profería contra esa persona las peores ofensas, murmuraba contra ella, la desacreditaba con todo el que pudiera, mi objetivo era calmar mis frustración e iras internas. Pero a la final, no sacaba ningún provecho con estos comportamientos, más bien lo que hacía era aumentar mi enojo y ser más infeliz cada día. 

Para Jesús era muy importante este "tema del TROPIEZO", hasta el punto que lanzó esta advertencia: Mateo 18:6 NVI <<Pero, si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, *MÁS LE VALDRÍA que le COLGARAN al CUELLO una GRAN PIEDRA de MOLINO y lo HUNDIERAN en lo PROFUNDO del MAR*>>.

¿Está el creyente libre de tropiezos? No, no lo está. En ocasiones nuestras malas decisiones pueden hacernos tropezar, nuestra inmadurez emocional y espiritual pueden conducirnos a caer. Pero en esta enseñanza, se hace alusión a las personas que hacen desviar a otros de su fe, llevándolos a pecar. 

Jesús nos hizo esta advertencia: <<si alguien *hace pecar* a uno de estos pequeños que creen en mí.. >> Es decir, si con nuestra conductas o palabras inducimos a otros a pecar, sobre nosotros pesa una sentencia de parte del Señor: "más nos valdría que nos colgáramos al cuello una gran piedra de molino y nos hundiéramos en lo profundo del mar". 

_¿Que terrible, verdad? La pregunta es, ¿estamos insatisfechos por una actitud de alguien? Porque no tenemos la valentía de confrontar esa situación en amor y con un espíritu edificador en lugar de sacar veneno de nuestra boca como si fuéramos serpientes. 

_ ¿Estamos dispuesto a tomar una piedra de molino, amarrarla a nuestro cuello, y tirarnos al fondo del mar? La respuesta sé, que es no. 

Ahora les pregunto, ¿Entonces porque sí tenemos tanto valor de convertirnos en una piedra en el camino de otros? Si estamos tan insatisfechos de un día haber tomado la decisión de seguir a Cristo y queremos apostatar de nuestra fe, hagámoslo, pero no seamos esos aliados de Satanás en la destrucción del reino de Dios. 

Lamentablemente, por inmadurez, por irresponsabilidad, pero sobre todo por falta de amor al prójimo, podemos ser la piedra que Satanás use para venderles una idea equivocada del evangelio a unos, como también podemos hacer que otros se aparten de su fe. 

Ahora, ¿cómo llegamos a convertirnos en piedras? Cuando no medimos nuestras acciones y con ellas escandalizamos a otros, cuando a través de nuestras decisiones obstaculizamos el crecimiento de fe de un creyente, cuando directa o indirectamente inducimos a otros a pecar y cualquier otra acción que pueda afectar la vida de cualquier hermano en la fe y su avance en el cristianismo. 

A veces nuestra libertad se puede convertir en piedra de tropiezo para hermanos débiles en la fe. 

Debemos ser sumamente cuidadosos al querer comentar algo que alguien nos ha contado, ya que, si no estamos seguros de lo comentado, con ese comentario podemos dañar la vida de un hijo de Dios.

No permitan que sus rabias mal manejadas, por alguna situación vivida con alguien, se convierta en el veneno con el que estás impidiendo que otros creyentes avance en su fe. 

Recordemos que *hay un castigo severo para las PIEDRAS de TROPIEZO*, del cual no podremos escapar algún día. Por eso decidamos trabajar en nuestro ser interior, limpiemos nuestras almas de resentimientos, rencores, frustraciones y busquemos la armonía. El ocasionar daño al evangelio con malas actitudes,  lo único en que nos convierte es en  personas no gratas ni para Dios ni para los hombres. 

Es nuestra decisión: "SER de BENDICIÓN" en la vida de otros cristianos o "SER una PIEDRA de TROPIEZO en su CAMINO". 

Ximena de Camacaro 



 

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