La REPRENSIÓN

La REPRENSIÓN. 

_ ¿Qué piensas del ACTO de la REPRENSIÓN? ¿Crees que es un ACTO de AMOR y de BONDAD? ¿Cómo ves a las PERSONAS que TE REPRENDEN? ¿Crees que aquellos que te reprenden, SON los que MÁS te AMAN? 

Proverbios 17:10 RVR1960 <<La *REPRENSIÓN APROVECHA al entendido*, Más que cien azotes al necio>>. 

Otra versión de las escrituras dice sobre este mismo versículo lo siguiente: << *Es MÁS EFECTIVO UN SOLO REGAÑO* al que tiene entendimiento *que CIEN LATIGAZOS* en la espalda del necio. Proverbios 17:10 NTV

Entonces, a los entendidos un solo regaño les basta, pero los necios los puedes acabar a punta de palazos y jamás aprenden. Es decir, que aceptar la reprensión es un ASUNTO de SABIDURÍA o NECEDAD.

Proverbios 27:5‭-‬6 NVI <<Más vale ser *REPRENDIDO CON FRANQUEZA* que ser amado en secreto. Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa>>.

La reprensión con franqueza, no es otra cosa que *una crítica abierta*, que podemos recibir de alguien o hacerla nosotros, y es una de las mayores muestras de amor. 

Según este proverbio la verdadera amistad debe estar cimentada sobre la confianza, y la única forma de generar una confianza absoluta en alguien se da cuando somo capaces de reprender a los seres que amamos, las veces que sea necesario hacerlo. 

_ ¿Como te sentirías si supieras que aquellos que te besan son los que te censuran a tus espaldas? ¿No preferirías que te hirieran de frente? Digo, si decirnos las verdades es un acto de ofensa. 

La reprensión está íntimamente unida a la preocupación de otros por nuestro bienestar general. Si algo nos debe preocupar, es estar rodeados únicamente de personas que solo usan lisonjas o adulaciones personales, porque detrás de esto sencillamente hay un interés creado. 

El Salmista David oraba de la siguiente manera con relación a la reprensión:

Salmos 141:5 PDT << *ACEPTO que el JUSTO me CORRIJA*, *CONSIDERO un ACTO de BONDAD que me reprenda*; yo nunca rechazaría eso. Pero siempre seguiré tratando de hacer el bien y no aprobaré lo que hagan los perversos>>.

_ ¿Estamos DISPUESTOS a ACEPTAR la CORRECCIÓN de los justos? La verdad es que no. Nada nos molesta más que alguien que nos reprenda, porque tenemos la idea de que esa persona se considera más pura o santa que nosotros, y no es así, sencillamente ese justo, está observando cosas que nosotros no vemos. 

Sigue diciendo: *CONSIDERO un ACTO de BONDAD que me reprenda*. ¿Y nosotros como vemos la reprensión? Lo menos que vemos en esa *ACTUACIÓN es BONDAD*, más bien lo vemos como una falta de respeto. 

David dijo: ¡jamás rechazaría la reprensión! Oraba para que cuando en su camino se presentará un justo a reprenderlo, él tuviese la humildad para aceptar esto. Y no sólo es importante aceptar la reprensión sino guardar silencio y recibirlas sin justificarnos o mirar que piedra lanzamos. 

Creo que una de las cosas que le sirvió a David para aceptar la reprensión de los demás, es que él mismo estaba en contra de los actos perversos. Entonces, nunca aceptaremos la reprensión por actos que según nuestro esquema de valores no son malos. 

En otras palabras, si queremos llegar un día a permitir que alguien nos reprenda, lo primero que debemos hacer es orar por nuestro esquema de valores morales y espirituales. Que tengamos la responsabilidad de aceptar cuando algo es bueno o malo. 

Consejos:

    1.*La FALTA de reprensión NOS HACE CÓMPLICES* de una situación. Así que, de ahora en adelante, reprende a tus amigos, familiares de si es necesario. 

    2.*VALOREMOS* a las personas que *DIOS HA PUESTO en nuestro CAMINO* para reprendernos, porque son instrumentos en las manos del Señor para hacernos crecer en áreas estériles.

    3.*EVITEMOS las personas ADULADORAS*. Ellas son las que más nos censuran nuestras espaldas. 

    4.*OREMOS* para que Dios nos ponga en nuestro camino, verdaderos amigos que nos confronten las veces que sea necesario. 

    5.Cada uno decide si hace de la reprensión *ALGO CONSTRUCTIVO o DESTRUCTIVO*. 

P. D. La reprensión debe ser una acción estrictamente en casos de necesidad, no debemos creernos jueces de los demás para andar reprendiendo indiscriminadamente. 

Ximena de Camacaro